“La libertad, señores (habla Mairena a sus alumnos), es un problema metafísico. Hay, además, el liberalismo, una invención de los ingleses, gran pueblo de marinos, boxeadores e ironistas”.

Juan de Mairena, Antonio Machado

miércoles, 4 de mayo de 2011

Insomnio




Aquella tarde era fría como el sabor de los cristales bajo la oscuridad. No podía dormir. Me levanté y dí unos pasos por la oscuridad. Entonces la vi, de pié bajo una luz tenue, hablamos del viaje, y entonces salimos a pasear por un pasillo interminable que no tenía fin. Vimos el paisaje enrojecerse antes de que sol se despidiera de nosotros, subimos las escaleras del recuerdo pensando en viajar a lugares ya olvidados. Dicen que Morpheo batía las alas rápida y silenciosamente, permitiéndole ir volando velozmente a cualquier rincón de la Tierra. Así se encargaba de inducir los sueños de quienes dormían y de adoptar una apariencia humana para aparecer en ellos, pues yo creo que Morpheo sentía celos de mí por no se acercó a mí cuando yo estaba con ella. Nos sentamos en la cafetería del tren, éramos como dos vagabundos sin nada que pedir, sin nada que necesitar. Por un momento pensé en el Unicornio, pero se esfumó de mi mente tal y como vino. Ya, a altas horas de la noche, el insomnio se había vuelto mi almohada, tenía una copa de vino, un cigarillo y su compañía, no necesitaba nada más, ¿así quién necesita soñar?

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