“La libertad, señores (habla Mairena a sus alumnos), es un problema metafísico. Hay, además, el liberalismo, una invención de los ingleses, gran pueblo de marinos, boxeadores e ironistas”.

Juan de Mairena, Antonio Machado

viernes, 4 de julio de 2014

Jazmín (igual a Navidad)


En el descansito de un andén cualquiera, un olor familiar despertó mi conciencia. Encaramado en la esquina de un bar más grande de lo requerido, se encontraba un jazmín real ricamente decorado por sus flores expeditas, que más que belleza despedían una fragancia que me recordó a alguna noche de paseo en verano por mi ciudad natal. Aquel perfume me acompañó en la soledad y en la compañía de queridas amistades y amores mal recordados, me acompañó en caricias encontradas y en lágrimas mal buscadas.
Al final del trayecto o a la mitad de un largo viaje en tren por la vida, los más insignificantes recuerdos se alzan en rebeldía contra el viento de la fortuna, recordándonos que una vez fuimos débiles raíces que se alzaron en algún muro buscando nuevas vistas y horizontes. La belleza no se busca, sólo se encuentra, al igual que la nostalgia o la tristeza, encaramada a los vagos recuerdos y ensoñaciones que dejamos pasar de largo como se deja un tren en el andén de una vieja estación. Por ello, el breve instante que hace palpitar la memoria o que renace como brote verde desde la tierra dura y casi yerma, embriaga al más duro pecho o al más recio rostro.
A veces olvidamos como reconocer la belleza de un instante. Andamos por la vida como por un horizonte sin rumbo, como si el sol nunca se ocultara, creyendo que aquel desconocido del espejo iba a dejar algo más que un recuerdo.

O la brevedad de la belleza se admira, o estaremos malgastando pasos y expiraciones. Es cierto que con la madurez del árbol se aprecian más los frutos de la primavera, pero yo prefiero mirar por la ventana del tren y disfrutar plenamente de cada fragancia,  pensamiento o aliento compartido, revivir las estaciones de la vida una y otra vez, y confundir el verano con el invierno, pues si giramos como una noria creyendo que después de bajar vamos a subir, nos llevaríamos más de una decepción. Quiero pensar que los dioses nos tienen envidia porque aquel momento breve es mucho más bello, porque sea así de perecedero, como lo será este jazmín, aunque más que “real”, para mí es republicano.

para V

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