Con una representación de baile y una chica en la memoria y acostado en el asiento del tren contemplaba signos de belleza en rincones maduros de experiencia, pero había también bailarinas y cortadillos exponenciales que mostraban sus artes aprendidas, verdes en todo caso, exacerbando sus dotes, se mostraban alegres, impetuosos, y un técnico en arte diría que estuviera sobrevalorado, yo diría que aquella muchacha exageraba sus dotes de impaciencia con una gracia natural que hacía de lo imaginado un lenguaje. No quisiera yo llegar al culmen supremo de lo perfecto, existiendo matices que muestran el arte de lo imperfecto. Cuando por no quererlo y más sentirlo una pincelada de más redunda en impresionismo, cuando un acorde de menos resulta romanticismo, cuando la inmortalidad se vuelve belleza en un instante, sólo por ser efímero entonces resultó algo real. ¿ Fue el amor algo real? que más da, fue algo efímero, lo que importa es que fuera veraz y valiente, mirando a los ojos a la muerte, sabiendo que lo que vivió sirvió para algo.
¿Y a quién le importa si sirvió o dejó de hacerlo?
ResponderEliminarEspero verte antes de que te marches.
Un abrazo.